Las piezas musicales interpretadas remiten al imaginario del siglo XVIII
El año del hambre azotó a Guadalajara: era 1778 y en las calles se palpaba enfermedad, hambruna y muerte. El entonces Hospital Real de San Miguel de Belén, ubicado donde hoy está el Mercado Corona, atendía a hasta tres enfermos en una sola cama.
“Con el repique de las campanas de Catedral anunciando el Ángelus, las mujeres se arrodillaban y los hombres descubrían sus cabezas implorando la ayuda divina. Las aguas contaminadas de desechos humanos brotaban por las calles tras inundar las cañerías”.
Fue entonces que Fray Antonio Alcalde y Barriga decidió financiar un nuevo hospital y cementerio en la zona cercana a las Barranquitas de Belén; hoy dicho inmueble perdura tras más de dos siglos, el Hospital Civil de Guadalajara, que actualmente lleva el nombre del fraile de la calaverita.
“La construcción del inmueble inició el 6 de marzo de 1787. El diseño de este hospital generó muchos cuestionamientos por lo peculiar de la traza radial con que se bosquejó, ya que priorizó la funcionalidad basada en la experiencia comunitaria higienista”.
Todo esto lo contó la doctora Adriana Ruiz Razura, coordinadora de la maestría en Gestión y Desarrollo Cultural del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), en una de sus intervenciones históricas durante el concierto Fray Antonio Alcalde. Obispo de Yucatán y Guadalajara, para conmemorar los 231 años de su fallecimiento.
Este espectáculo, en el que cinco agrupaciones interpretaron cantatas, villancicos, himnos y arias, transportó al imaginario sonoro del siglo XVIII, tiempo en el que el fraile de la Calavera vivió en Mérida y Guadalajara.
Bajo la emblemática bóveda y águila del Teatro Degollado, el pasado jueves por la noche se honró la memoria de quien transformó al Occidente de México (de 1771 a 1792) y la Península de Yucatán (de 1761 a 1771), siendo obispo de ambas.
En ambos territorios, a lo largo de tres décadas, impulsó decenas de proyectos de transformación en materia de salud pública, desarrollo social, urbanismo y educación.
“Alcalde, el enemigo del oscurantismo; el ilustrado, el sabio, con la experiencia desarrollada durante su mandato tanto en España como en Yucatán, al conocer el estado de la educación en su nueva diócesis (en Guadalajara) y dolorido por tanta ignorancia, se dedicó a proporcionar escuelas a los niños, educación a las mujeres y universidad a los jóvenes, tanto así que este año se cumplen 231 años de la fundación de la Real Universidad de Guadalajara”, relató Ruiz Razura.
Este concierto homenaje fue impulsado por la maestría en Gestión y Desarrollo Cultural del CUAAD, con apoyo de la Secretaría de Cultura de Jalisco, las arquidiócesis de Yucatán y Guadalajara y la Fundación Amigos del Paseo Fray Antonio Alcalde.
Las agrupaciones que demostraron su maestría en la interpretación de nueve piezas que aludieron a la vida y obra de Alcalde, fueron la Banda de Música del Estado de Jalisco, la Banda Sinfónica Fray Antonio Alcalde, el Coro del Estado de Jalisco y el ensamble de música barroca “Hortus Musicus”.
El concierto inició con “Los Xtoles”, un tema de origen maya que recupera sonidos de la selva y melodías que fueron rescatadas de un códice. Luego, “Las huellas del reformador”, escrita por Stefano Melé, egresado del Departamento de Música del CUAAD.
Otros temas fueron “Ángel del apocalipsis”, del valenciano Hugo Chinesta, hecha en honor a San Vicente Ferrer. Dicho tema evoca a la gloria, con melodías tan diversas que despertaron una sensación épica y de júbilo.
Otro fue el villancico “Albricias mortales, que viene la aurora”, que solía tocarse durante el México colonial y que seguramente Alcalde escuchó mientras vivió en el territorio.
También sonó el Himno en honor a Fray Antonio Alcalde, creado por Tiburcio Salcedo para conmemorar el centenario de la muerte del sacerdote en un espectáculo que ocurrió hace más de 130 años también en el Teatro Degollado.
Dicho himno se encontraba perdido desde hace más de un siglo y Ruiz Razura lo recuperó tras encontrar sus partituras en los archivos de la Universidad de Texas y la letra en los acervos del Arzobispo de Guadalajara.
El concierto contó con la participación de las sopranos Angélica Cortés y María Guadalupe Blanco Aceves, entre otros músicos invitados que son académicos y estudiantes de la UdeG.
Al final, la ovación del público que llenó el Teatro Degollado y de los músicos y músicas en el escenario fue sellada con la consigna “¡Viva Fray Antonio Alcalde! ¡Viva!”.