La autora colombiana se presentó en la FIL Guadalajara en Mil jóvenes con...
Un hombre de saco color caqui, cabello cubierto de nieve y gafas de uso diario se alza en medio de los Mil jóvenes que están frente a Laura Restrepo y se le presenta a la autora. Dice ser un periodista venido de los Estados Unidos, pero también funge como psicoanalista. En realidad es uno de esos personajes de la vida diaria que aparecen en un momento determinado y luego se esfuman.
“También soy psicoanalista y quiero preguntarle algo”, le manifiesta a la autora colombiana para luego, entre diatribas, citar a Renato Leduc, quien según dice, dijo, que si un joven a los 18 años no es comunista es porque está tonto, pero si a los 25 lo sigue siendo, lo es aún más. “¿Cómo vive una una persona idealista ante el decaimiento y la decepción de sus líderes?”, le consulta mientras refiere todos los actos de enfermedad de poder que han presentado en sus ejercicios públicos mandatarios como Daniel Ortega, en Nicaragua, “por ejemplo”, formula.
Una serena Laura Restrepo de habla firme y oídos desgastados responde que todo depende cómo cada persona mire las cosas. Esto, porque, mucho de lo que ahora hay en materia de Derechos Humanos, respecto a las libertades, derechos laborales y demás, viene de “nuestro ejercicio de rebeldía”, sostiene Restrepo al recordar los años en los que ejerció la guerrilla como forma política.
“Uno envejece y la pelea le sigue a la otra generación: nosotros dejamos todo un legado y también todo un desastre, pero hay quienes deben seguir esa lucha. Ustedes —les dice a los jóvenes reunidos— ahora viven un momento difícil de su tiempo: una guerra que recién comenzó y no sabemos cómo terminará, la crisis ambiental, las hambrunas que se vienen y las sequías. Nosotros como generación no logramos evitar que este desastre sucediera; ahora se está jugando la supervivencia de la raza humana y de este planeta que ya no puede alimentarnos porque lo devastamos”, expone.
Autora de libros como Delirio (2004), La novia oscura (1999) o Canción de antiguos amantes (2022), Laura Restrepo llegó a su cita a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) con un año de retraso; por estas fechas, pero en el 2021, Mil jóvenes la esperaban para dialogar con ella. No obstante, el virus que produce la enfermedad de la covid-19 le impidió el arribo: su familia había contraído contagio y fiel a las órdenes de la sanidad mundial decidió resguardarse en casa.
Este 2022, frente a Mil jóvenes y un psicoanalista, Restrepo —quien ha sido galardonada con premios como el de Alfaguara de Novela en 2004 o el Sor Juana Inés de la Cruz de la propia FIL en 1997– expuso su oficio como escritora, e incluso retó a las y los colegas al afirmar que ahora para ejercer la literatura no se debe desdeñar las otras narrativas que han tomado fuerza con la contemporaneidad y la ciudadanía digital, como lo son las novelas gráficas y los videojuegos.
“No demeritemos al lector”, sentencia, “en muchas ocasiones el lector sabe mucho más que un autor y en la realidad, un lector apasionado de la novela se monta en ella cual si fuera un caballo y se deja llevar con la prosa de la historia”, comenta.
Sobre su labor como guerrillera, política, periodista y activista, Laura Restrepo señala que ahora se queda con la de la literatura, pues su obra se ha creado no sólo de la ficción, sino de la posibilidad de mantener cercanía con las personas, por eso su trabajo se reconoce como híbrido, pues usa elementos del reportaje, de la novela, del ensayo y de todo lo que se pueda disponer para contar el relato.
“La literatura te da una libertad que no te la da el periodismo ni la política. Siento que la literatura me sigue manteniendo como autora con presencia y cercanía. Con la facilidad de abonar apertura al debate y no inculcar ideas concretas, sino al abrir las riendas del juego con los interlocutores”, finalizó.
Esta FIL 2022, Mil jóvenes con... ha tenido la visita de Irene Vallejo, del premio FIL de Lenguas Romance 2022 Mircea Cārtārescu, y también tendrá a la española Rosa Montero, entre otros autores.