El escritor español aconsejó a las y los asistentes de “Mil jóvenes con…”
La charla que el escritor Jordi Serra i Fabra dio como parte del programa “Mil jóvenes con…” de la FIL Guadalajara 2023 se alejó de cualquier formalidad y protocolo. El español se sentó en la mesa frente al auditorio Juan Rulfo y desde ahí conversó sin tapujos con los estudiantes que abarrotaron el lugar y con quienes se quedaron fuera.
Serra i Fabra contó con gracia lo que a cualquiera podría parecerle trágico: que sufría de tartamudez, que su padre lo golpeaba, que los profesores le decían “burro” y que sus compañeros se burlaban de su problema de lenguaje.
Las y los asistentes también lo escucharon decir que la literatura fue su tabla de salvación en una infancia ante un mundo hostil: “Leer me salvó la vida, pero escribir me dio un sentido porque tengo ideas a reventar y porque me encanta hacerlo”, relató.
Para él, una buena novela es como una naranja, a la que “le exprimes el jugo, le sacas su esencia y si al final te ha hecho pensar, es que ese libro ha servido para algo”.
Entre risa y risa también dio consejos a los más jóvenes, como si fuera un padre o el tío hippie que los está arengando en medio de una comida familiar: “No pierdan el tiempo”, “hagan lo que les apasiona”, “trabaja en lo que te gusta, el dinero viene después”.
El público cautivo no perdía detalle de las anécdotas del escritor de 73 años de edad. Como cuando contó que jugaba ajedrez con el legendario músico John Lennon ante la mirada de Bob Dylan; o como cuando estando de viaje en un país no hispanohablante fue detenido y amenazado con una pistola en la sien; o como cuando vivió el temblor de 8.8 grados Richter en las alturas de un hotel en Chile y salió caminando y vestido en medio de gente asustada en ropa interior.
El escritor habló de sus fuentes de inspiración que son la vida cotidiana, los viajes y escuchar a la gente mayor, quienes tienen cientos de historias y en quienes están las raíces de cada persona. “Habla con los abuelos, son el origen, la memoria; cuando se mueren se pierden las raíces, a veces pueden ser pesados, pero les van a durar muy poco”, sentenció.
El autor de Kafka y la muñeca (2006) confesó que su primera lectura fue Las mil y una noches y muchos cómics que le hicieron tener a superhéroes preferidos como Flash Gordon. Fue hasta los 15 años que se dio cuenta que si quería ser escritor debía comenzar a leer más, y entonces desfilaron por sus manos los autores más conocidos de Francia, Inglaterra, Estados Unidos, hasta que llegó a la novela El manantial (1943), de la filósofa y escritora rusa Ayn Rad.
“Un buen lector entre los 14 y 15 años encuentra el libro que le cambia la vida; encuentren el suyo”, sentenció.