La sustitución de terreno natural por asfalto ha llevado a que el agua de lluvia arrecie en zonas cercanas a las avenidas Juan Gil Preciado y Periférico Norte, en Zapopan
Justo en frente de la plaza comercial Terraza Belenes, la avenida Juan Pablo II (antes Laureles) se convirtió en un río con una corriente tan fuerte que impidió el avance de vehículos que transitaban en dirección hacia Tesistán. Más adelante, en las laterales de Periférico Norte, varios vehículos flotaban sin control, lo que obligó a conductores y peatones a subir a árboles, e incluso a trepar a los carriles centrales que están elevados.
Fue así que la lluvia que cayó la tarde del lunes 8 de julio en los alrededores de las colonias Jardines de Nuevo México, Arcos de Zapopan, Lomas de Zapopan y San Isidro Ejidal, provocó inundaciones que pusieron en riesgo a la población de la zona.
A decir del maestro Josué Daniel Sánchez Tapetillo, especialista en gestión de recursos hídricos, hidráulica e hidrología, egresado de Ingeniería Civil del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingeniería (CUCEI) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), uno de los factores es la urbanización descontrolada que ha ocurrido en los alrededores del Bosque El Nixticuil.
El también miembro del Colegio de Ingenieros Civiles del Estado Jalisco en la sección de Hidráulica ha realizado estudios técnicos, desde su posición como ciudadano, para evidenciar las causas de la crisis del agua en la ciudad.
Uno de sus hallazgos es que la cuenca alta del Arroyo Hondo (cercana a las zonas que se inundaron), cuyo trazo es la calle Tarragona en la colonia Lomas de Zapopan, está inmersa en 166 hectáreas de urbanización donde hay apenas 7.5 % de áreas verdes o forestales, lo que provoca que no haya infiltración de la lluvia.
“Los puntos de inundación forman parte de dos microcuencas, una de ellas es la del Arroyo Hondo, que nace en La Cima y corre hacia el Oriente (por Lomas de Zapopan y Tabachines) hacia la barranca; la otra es la zona de La Tuzanía y Santa Margarita, que forma parte de la cuenca del Río Atemajac”, informó Sánchez Tapetillo.
“Cuando urbanizamos aumentamos el escurrimiento o coeficiente de escorrentía. Un suelo forestal o agrícola que no ha sido cubierto por completo con asfalto y aporta mucho menos escurrimiento que un suelo que ya está recubierto”, dijo.
Los mapas de inundación Geo Riesgos Jalisco, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) y SIG Metro, de Imeplan, muestran al cruce de Periférico y Juan Gil Preciado como un punto de inundación.
En el del CUCSH, incluso, se advierte como punto de arrastre de vehículos, y en el de Imeplan se muestra como un sitio registrado a partir de 2010, tiempo que se aproxima a la creación del fraccionamiento La Cima, a un costado de la zona forestal del Nixticuil.
¿Por qué se inundó la avenida Juan Gil Preciado-Juan Pablo II?
El hidrólogo explicó que, en esta zona de Zapopan, alrededor del Bosque El Nixticuil, se han edificado bodegas, edificios habitacionales y centros comerciales donde los asfaltos disminuyen la infiltración del agua y entonces se acumula y corre por efecto de gravedad.
Es así como las corrientes llegan a la avenida Juan Gil Preciado, que luego cambia de nombre a Juan Pablo II y cuya dirección es hacia tierra bajas rumbo al Centro de Zapopan y Guadalajara. “Todo este escurrimiento llega al Periférico, que se constituye como una especie de barrera artificial para el flujo pluvial, lo que propicia que ocurra esto tan dramático de un carro flotando sobre el agua como vimos en los videos en redes sociales”, explicó.
Dicha agua, dijo, fluye hacia la avenida Juan Pablo II justo frente a Terraza Belenes. “Justo ahí, en la zona del ‘trébol’ del Periférico y Juan Pablo II-Juan Gil Preciado empieza el colector Zapopan, que va por la lateral de Juan Pablo II hasta Boulevard El Rodeo y de ahí a la colonia Constitución, hasta llegar al arroyo Atemajac”, subrayó.
“Ahora los flujos de agua van con mayor volumen y sobrepasan la capacidad de las obras hidráulicas, pues lo que no se va en el colector va por las calles. En la ciudad, cualquier lluvia que sea mayor a 30 milímetros (que se traduce en 30 litros por metro cuadrado) va a causar muchas inundaciones fuertes”, recalcó el especialista.
Continúan obras irregulares en tierras altas
A decir del hidrólogo, la zona del Bosque El Nixticuil ha estado a expensas de los intereses inmobiliarios, a la par de la negligencia de las autoridades que avalan una serie de faltas.
Señaló que justo en la colonia La Cima, en un terreno de 30 mil metros cuadrados, a un costado del centro comercial de Walmart, que estaba libre de urbanización, de la noche a la mañana comenzaron a pavimentar sin la aprobación de proyectos pluviales por parte del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA), pero que sí cuentan con licencia de construcción; esto lo constató Sánchez Tapetillo vía transparencia.
“No hemos gestionado el territorio de manera que no nos causemos problemas. Si sabemos que la manera en que vamos a impermeabilizar las cuencas nos va a reducir la capacidad de recarga de acuíferos y vamos a aumentar el escurrimiento, entonces tendríamos que absorber esos impactos para mitigarlos o reducirlos al mínimo posible, pero no lo hacemos”, recalcó.